Por Yuri Soares y Shoshana Grossman-Crist
Yuri Soares es jefe de la unidad de efectividad en el desarrollo del Fondo Multilateral de Inversiones. Cuenta con un PhD en Economía de Michigan State University y una maestría en economía agrícola de la Universidad de Florida. Ha trabajado en los Estados Unidos y Brasil.
En la cumbre anual, realizada la semana pasada, de la
Alianza Global de Bancos para la Mujer (GBA), se hizo evidente lo mucho que hemos aprendido en los últimos años sobre cómo modelar enfoques eficaces para ayudar a las mujeres emprendedoras. GBA es un grupo de instituciones financieras --entre las que se incluyen algunos de los principales bancos del mundo-- dedicado a ampliar el acceso a los servicios financieros para las mujeres, con un énfasis en la orientación hacia empresas dirigidas por mujeres. Sus bancos miembro están experimentando con enfoques innovadores y rentables.
Los debates de la cumbre, celebrada en São Paulo, Brasil, también revelaron una desconexión entre las causas de las brechas entre los emprendedores hombres y mujeres que nosotros conocemos y los modelos de desarrollo innovadores que se enviaron para hacer frente a estas brechas. Parece que hemos avanzado al entender que orientar los servicios financieros a las mujeres no se trata de los productos en sí, sino de la forma en que las instituciones financieras promueven y proporcionan servicios para las mujeres, y en qué se diferencia del enfoque para los hombres. Sin embargo, parece que aún falta por comprender las diferencias en las motivaciones, tolerancia de riesgo, aspiraciones y capacidades entre los emprendedores hombres y mujeres.
En la literatura económica especializada sobre las causas de las brechas entre los emprendedores hombres y mujeres aparecen muchas diferencias. ¿Cuáles son las principales diferencias entre las empresas dirigidas por hombres y las dirigidas por mujeres, y cuáles de estas diferencias son importantes para el éxito empresarial? ¿Son importantes las diferencias en habilidades, capacidades, o tolerancia al riesgo? ¿Cuáles es el rol de las circunstancias de carácter familiar y qué papel desempeñan las normas sociales? Algunos patrones aparecen mencionados en estudios hechos en diferentes países. Por ejemplo, muchas de las diferencias observadas en el desempeño empresarial entre los hombres y las mujeres derivan del hecho que las mujeres comienzan sus operaciones de negocio en sectores e industrias de crecimiento más lento. Pero, como queda claro en una reciente revisión de la bibliografía existente por Luisa De Vita, Michela Mari, y Sara Pogessi, aún nos falta mucho por entender.
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Entrepreneurial Finance Lab
Dos ensayos recientemente encargados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) proporcionan información sobre las diferencias entre los emprendedores de ambos sexos que realmente importan para el desempeño del negocio, utilizando datos de
Banco ProCredit en Ecuador y el
Laboratorio de Finanzas para Emprendedores (EFL por sus siglas en inglés). Los datos de EFL, en particular, aprovechan una combinación de información demográfica, financiera, económica y psicológica de más de 18.000 empresarios que han solicitado préstamos comerciales a ocho instituciones financieras en todo el mundo. Al mirar en detalle a estos datos, los estudios encuentran que aunque los hombres y las mujeres difieren en varios aspectos; ambos logran el éxito, pero tomando caminos algo diferentes:
Los emprendedores de ambos sexos son, en general, exitosos; pero hay que mirar ciertos detalles con detenimiento. Los emprendedores hombres están a la cabeza de negocios que son significativamente (un 29%) más grandes: tienen mayores activos, mejores ingresos y más ganancias. Sin embargo, cuando se toman en cuenta otras variables, las empresas dirigidas por mujeres crecen igual de rápido, y su permanencia en el negocio es igual de prolongada.
Las mujeres están empezando tipos de negocios que son inherentemente más pequeños. Las empresas dirigidas por mujeres son 17% más propensos a operar en el sector minorista. Por el contrario, los hombres son significativamente más propensos a operar en sectores con mayores ingresos y márgenes de ganancia, como el negocio de venta a otras empresas. Esto resulta ser una de las explicaciones más importantes de las diferencias de género en el éxito empresarial.
El hecho de que las mujeres que soliciten préstamos más pequeños agudiza aún más las diferencias en los tipos de negocio. En la muestra de EFL, las empresas dirigidas por mujeres solicitan préstamos que son un 51 por ciento más pequeño que los préstamos solicitados por los hombres. EFL vio esta diferencia en las solicitudes de financiamiento, incluso al comparar mujeres y hombres con rasgos psicológicos, demográficos y socioeconómicos similares, y con tipos y tamaños de empresas similares.
Las diferencias en los perfiles psicológicos no están en juego. Sí, los hombres y las mujeres tienen diferentes rasgos psicológicos, como ha sido medido por pruebas psicométricas; pero esto no parece ser importante para el desempeño de los negocios. Los datos del EFL incluyen variables relacionadas con la creatividad empresarial, el oportunismo, la proactividad y la visión, así como el coeficiente intelectual y una serie de otros rasgos psicológicos entre los emprendedores.
Las diferencias en el éxito empresarial de los hombres y de las mujeres, por lo tanto, no se reducen a un diferente potencial --que, de hecho, parece ser el mismo-- sino a las distintas opciones que eligen los hombres y mujeres sobre el tipo de negocio que quieren empezar, y a la solicitud de diferentes niveles de financiamiento.
Entonces, ¿cuál sería el siguiente paso a seguir?
Esto nos lleva de nuevo a las organizaciones públicas y privadas, como GBA, que están discutiendo estos temas, y que insisten en la importancia de recopilar y analizar correctamente los datos para ampliar el acceso a los servicios financieros dirigidos a las mujeres emprendedoras. Evidencia como la descubierta por los estudios del EFL y ProCredit es fundamental para disipar los mitos con respecto a las diferencias de género. Las diferencias en aptitud, potencial, e incluso la tolerancia al riesgo, se utilizan a menudo para justificar decisiones estratégicas empresariales y de políticas, sin embargo resultaron ser relativamente poco relevantes. Por otro lado, existen diferencias de género significativas que sugieren que las mujeres emprendedoras logran el éxito de diferente manera que los hombres, y que deben sortear obstáculos que los hombres no enfrentan, como la baja participación en sectores intensivos en capital, y las solicitudes menores de crédito. Estos resultados nos dicen que los enfoques exitosos en el mercado dirigido por mujeres deben centrarse en estas diferencias y obstáculos de primer orden.
Shoshana Grossman-Crist
Shoshana trabaja en temas de gestión de conocimiento y efectividad en el desarrollo en el FOMIN, previamente enfocándose en proyectos de microseguros. Antes de unirse al BID, trabajó en la región en esos mismos temas.
Del blog Tendencias del Fondo Multilateral de Inversiones