La noticia sorprendió a muchos en Cuba y fuera de la isla: el cantautor Santiago Feliú falleció de un infarto en La Habana en la noche del martes. Apenas sobrepasaba los 50 años, más de la mitad de ellos dedicados a la música, en particular la trova o canción protesta.
Un buen número de quienes rondamos la misma edad y llegamos a la juventud en la capital cubana de finales de los ochenta y sobre todo en los noventa, aprendimos a apreciar el corazón descarnado de Santiago y aunque ya por esa época el desencanto era una realidad inevitable, sus canciones todavía despertaban la ilusión y constituían casi una plegaria o invocación del milagro que, hay que decirlo, nunca llegó.
Santiago fue un empecinado del Amor; su poesía puede considerarse profética. Por eso, las redes sociales del universo cubano han homenajeado con fotos y canciones su sinceridad estética y política. Se fue joven. Nos deja 11 discos para ayudarnos a creer en el mejoramiento humano.
Un buen número de quienes rondamos la misma edad y llegamos a la juventud en la capital cubana de finales de los ochenta y sobre todo en los noventa, aprendimos a apreciar el corazón descarnado de Santiago y aunque ya por esa época el desencanto era una realidad inevitable, sus canciones todavía despertaban la ilusión y constituían casi una plegaria o invocación del milagro que, hay que decirlo, nunca llegó.
Santiago fue un empecinado del Amor; su poesía puede considerarse profética. Por eso, las redes sociales del universo cubano han homenajeado con fotos y canciones su sinceridad estética y política. Se fue joven. Nos deja 11 discos para ayudarnos a creer en el mejoramiento humano.